El enfoque sistémico ...

concibe al ser humano como un sistema en constante interacción con otros sistemas de relación, de los que forma parte y sobre los que influye y le influyen.

Tiene en cuenta esta influencia mutua entre el individuo y los distintos sistemas de los que forma parte cuando evalúa e interviene sobre los problemas que generan malestar en la vida de las personas y los contextos en los que se manifiestan: familia de origen, familia creada, pareja, escuela, amigos, contexto laboral...

La comprensión de estas interrelaciones y su contribución a la aparición del problema, así como la aplicación de los diferentes modelos de intervención derivados del paradigma sistémico, tiene como resultado un nuevo modo de pensar y actuar para la práctica profesional de quienes intervienen en los ámbitos de la salud, la educación, los servicios sociales, la justicia o la psicoterapia

viernes, 25 de enero de 2013

Efectos psicológicos del desempleo

      Tener un empleo proporciona a la persona más beneficios que los puramente económicos. Son ganancias que tienen que ver con el reconocimiento individual y social de la persona. Algunos de estos beneficios son:
§  Nos proporciona algo que hacer, creando hábitos y rutinas diarias.
§  Nos indica cuándo hacerlo, imponiendo una estructura del tiempo.
§  Nos dice dónde hacerlo, proporcionando un lugar al que acudir (aunque sea dentro de la casa).
§  Nos impone con quién hacerlo, proporcionando experiencias compartidas en contacto con personas ajenas al núcleo familiar.
§  Nos hace participar en la comunidad a la que pertenecemos.
§  Nos vincula en metas y proyectos que nos hacen crecer.
§  Proporciona un estatus social
§  Construye una identidad social.

               Por lo tanto, perder un puesto de trabajo conlleva una pérdida que va más allá de lo económico, que se traduce en ansiedad, disminución de la autoestima, sensación de soledad, desorientación temporal y espacial y una gran incertidumbre sobre cómo y por dónde empezar otra vez.
            Sin poner en duda la gran importancia que tiene la falta de ingresos y sabiendo que el primer objetivo de cualquier desempleado es hacer una búsqueda activa de empleo, la intención de este artículo es intentar abordar posibles soluciones que minimicen los efectos negativos de esas otras pérdidas, mientras se consigue un nuevo trabajo remunerado.
               El desempleado podrá minimizar los efectos de la falta de trabajo con una actividad alternativa que cubra sus necesidades, que serán diferentes en función de la edad, el sexo, la formación y los intereses de la persona. Existen muchísimos ámbitos en los que se pueden participar de manera directa o indirecta y hay que conocerse bien para no picotear de todos, pero no entrar en ninguno, lo que aumenta enormemente la sensación de “estar fuera”.
               Cuanto más joven sea la persona, más encaminada a la formación ha de estar la actividad: grados de FP, cursos, másteres, idiomas, etc. con el fin de ampliar conocimientos, habilidades y capacidades de cara a un nuevo empleo. A medida que va aumentando la edad, la formación ha de ser más especializada y se puede complementar con prácticas no remuneradas o voluntariado, que además de cubrir todos los beneficios que he mencionado anteriormente, sirvan para aumentar el Curriculum Vitae y que no figure en el mismo un gran periodo de tiempo de inactividad. Así mismo, en las entidades donde se prestan servicios de voluntariado o prácticas no remuneradas, cuando hay una vacante cuentan con las personas que han colaborado con ellos antes de publicar la oferta de empleo.
              Es importante también mantener el contacto con compañeros, clientes, proveedores, etc. a través de las redes sociales reales y virtuales, con el fin de que si alguien se entera de alguna oferta de trabajo se acuerden de ti.
       A cualquier actividad que se elija: formación, prácticas, voluntariado o, simplemente mayor colaboración doméstica, conviene añadir alguna actividad deportiva, que además de todos los beneficios que ya conocemos, ayuda a disminuir los síntomas ansioso-depresivos e incluso consigue que no tengamos que recurrir a los fármacos para superar las malas rachas que, como humanos que somos, nos toca pasar a lo largo de nuestra vida.

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