Hoy, 8 de marzo, quiero desde aquí felicitar a todas las mujeres del mundo.
Más allá de la función que cada una desempeñamos en nuestro día a día, me gustaría que con motivo de esta celebración, las mujeres contribuyamos a recuperar o intensificar (si no lo hemos perdido del todo) algo que desde tiempo inmemorial ha sido muy femenino: hablar entre nosotras.
Siempre se ha dicho que las mujeres hablamos mucho, ¡y es verdad!. Necesitamos compartir dudas, consejos, experiencias, confidencias, sinsabores, recetas de cocina, regímenes, trucos naturales, criterios educativos y un sin fin de datos que contribuyen a mejorar como mujeres y, por ende, como madres, como hijas, como hermanas, como esposas, como profesionales, en definitiva como miembros activos de la sociedad sobre las que recaen múltiples responsabilidades del ámbito doméstico, que al ser compartidas desde la cooperación nos ayudan a tod@s a llevar adelante nuestras vidas cotidianas con mayor alegría e ilusión.
Es lo que en psicología llamamos nutrición emocional. Nos nutrimos emocionalmente en el contacto con los demás y lo necesitamos, a veces más que el comer, porque nuestra naturaleza es social y nos ayuda a pensar, a construir un mundo mejor. Además, como mujeres, nos corresponde nutrir emocionalmente a nuestros hijos, especialmente en los primeros años de vida, y para poder hacerlo saludablemente nosotras mismas tenemos que estar nutridas. Es un círculo de necesidad en el que el hombre participa, pero que él solo no puede (ni debe) cubrir y que en ocasiones ni siquiera entiende.
Por eso, en un día como hoy, os invito a recuperar y agrandar vuestros vínculos sociales, a conectar de nuevo con amigas, vecinas, compañeras, tías, primas, etc. con las que hace un tiempo que no habláis y echáis un ratito hablando de "vuestras cosas", que curiosamente, casi siempre son en realidad cosas para satisfacer las necesidades de los demás.
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