El enfoque sistémico ...

concibe al ser humano como un sistema en constante interacción con otros sistemas de relación, de los que forma parte y sobre los que influye y le influyen.

Tiene en cuenta esta influencia mutua entre el individuo y los distintos sistemas de los que forma parte cuando evalúa e interviene sobre los problemas que generan malestar en la vida de las personas y los contextos en los que se manifiestan: familia de origen, familia creada, pareja, escuela, amigos, contexto laboral...

La comprensión de estas interrelaciones y su contribución a la aparición del problema, así como la aplicación de los diferentes modelos de intervención derivados del paradigma sistémico, tiene como resultado un nuevo modo de pensar y actuar para la práctica profesional de quienes intervienen en los ámbitos de la salud, la educación, los servicios sociales, la justicia o la psicoterapia

domingo, 6 de mayo de 2012

Sobre la maternidad y las relaciones violentas...


Coincidiendo con Edgar Morin en que el ser humano no está constituido por estratos superpuestos, sino que cada persona es una totalidad bio-psico-sociológica (o socio-psico-biológica que dirían dos profesores míos de intervención comunitaria); que posee un ingrediente animal, cultural, social, etc, que pertenece a un sistema (la familia), que a su vez pertenece a un hipersistema (la sociedad),  donde el sistema de comunicaciones une a los individuos en una relación social hipercompleja se podría plantear que para adquirir la identidad de madre, la mujer tendría que parir en intimidad (como el resto de los mamíferos), tomando la responsabilidad sobre su proceso de parto y con el apoyo emocional y social del entorno, recurriendo a los recursos tecnológicos solo y exclusivamente en caso de necesidad.

Se proporcionaría así un contexto a la mujer para atravesar la crisis de identidad que la llevará a convertirse en madre nutrida emocionalmente. De forma que podrá crear la burbuja emocional con su bebé recién nacido, con la calidad suficiente para proporcionar a su hijo un vínculo de apego seguro.

Dice Louis Cozolino que cuando no hay mucho contacto, o existe una falta de cuidados, es más probable que el cerebro desarrolle un sistema dirigido fundamentalmente por la adrenalina, dando lugar a un tipo más violento y que cuanto menos protegido esté un niño por sus padres, más agresivo tiene que ser para sobrevivir. En consecuencia, si queremos relaciones menos violentas, hay que proporcionar a la madre el contexto necesario para que se produzca la descarga masiva de oxitocina (hormona del amor) y no de adrenalina (generadora de violencia), ya que lo dicho para el bebé también es válido para la mujer: cuanto menos protegida por su pareja, familia de origen y red social, más agresiva tiene que ser para sobrevivir. Y entonces…¿qué vínculo creará con su bebé?.

PAPEL DE LA TERAPIA FAMILIAR

         A pesar de los potentes efectos negativos demostrados de la experiencia de apego inseguro crónico, también está demostrado que algunos adultos las superan con ayuda, entre otros, de la psicoterapia. Tanto la investigación sobre apego adulto como la investigación en psicoterapia apuntan en la dirección de que dicha superación puede tener que ver con el desarrollo de una nueva relación de apego seguro (la propia relación terapéutica) que ejerce un efecto reconstructivo sobre los patrones problemáticos iniciales”

       Considerando la relación terapéutica como una relación potencialmente susceptible de reestructurar la memoria implícita de los patrones de apego, desde la Terapia de Familia se puede proporcionar a aquellos padres que tienen un estilo de apego inseguro, una relación de apego seguro dotándoles de guias de resiliencia para poder afrontar la parentalidad sin violencia.
               
Efectivamente, son verdades universales la importancia del vínculo para la salud física y mental del bebé, y por ello, no me detengo a analizarlo, ya lo sabemos.

Mi reflexión es que la mujer, primera responsable de que ese vínculo sea seguro para el bebé, es en sí misma un sistema bio-psico-social, que pertenece a un sistema relacional (pareja y familia) que a su vez pertenece a un hipersistema (Estado-sociedad) y que, por lo tanto, si cada uno de los sistemas se responsabiliza de aquello que le corresponde en el proceso que una mujer atraviesa para convertirse en madre, repercutirá sobre el bebé en forma de apego  seguro que, a su vez, contribuirá a reducir la violencia y otras patologías derivadas del apego inseguro.

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