El enfoque sistémico ...

concibe al ser humano como un sistema en constante interacción con otros sistemas de relación, de los que forma parte y sobre los que influye y le influyen.

Tiene en cuenta esta influencia mutua entre el individuo y los distintos sistemas de los que forma parte cuando evalúa e interviene sobre los problemas que generan malestar en la vida de las personas y los contextos en los que se manifiestan: familia de origen, familia creada, pareja, escuela, amigos, contexto laboral...

La comprensión de estas interrelaciones y su contribución a la aparición del problema, así como la aplicación de los diferentes modelos de intervención derivados del paradigma sistémico, tiene como resultado un nuevo modo de pensar y actuar para la práctica profesional de quienes intervienen en los ámbitos de la salud, la educación, los servicios sociales, la justicia o la psicoterapia

sábado, 1 de junio de 2013

EMPRENDER, UNA FORMA DE CRECER


             De todos es sabido que la situación actual del empleo en España es muy crítica. Cada día se añaden a las listas de desempleados más personas que hasta hace poco tenían un buen trabajo, un trabajo estable que, aparentemente, no peligraba. También a ellos les está afectando esta crisis y a todos nos obliga a cambiar.

            La palabra crisis significa cambio. En un sentido u otro, pero cambio. Nadie escapa a su efecto, nadie se mantiene estable, nadie sale de la crisis igual que estaba antes de entrar en ella y, por lo tanto, cada uno tiene que decidir cómo continuar, hacia dónde cambiar el rumbo.


            En un artículo anterior hablé de los efectos psicológicos del desempleo y cómo combatirlos a través de una nueva actividad y una estructura del tiempo. Pues bien, la mejor manera de combatir los efectos negativos del desempleo es crear nuestro propio puesto de trabajo y formarnos en aquello que emprendemos.

            Darle forma a una idea que hace tiempo que nos ronda la cabeza, rescatar capacidades y habilidades adormiladas por falta de práctica, recuperar nuestra agenda de contactos, repasar nuestras finanzas para dedicar unos euros para apostar por nosotros mismos y darnos a conocer en esta nueva actividad, son los ingredientes necesarios para comenzar a andar un nuevo camino.

            No es fácil, dirán algunos y tienen razón. No es fácil creer en nosotros y nuestras capacidades. No es fácil adquirir un compromiso con uno mismo para luchar por sacar nuestro objetivo adelante. No es fácil priorizar las finanzas para apostar por nuestra idea. No es fácil convencer a los que nos rodean que nos apoyen incondicionalmente. No es fácil, es verdad, ser emprendedor no es el camino fácil para tener un empleo; pero sí es un camino apasionante y lindo de crecimiento personal. Como dice Mafalda: la vida es linda, aunque muchos confunden lindo con fácil.

            Emprender ayuda a crecer porque nos obliga a observarnos a nosotros y a nuestro entorno desde una óptica nueva, a conocernos a nosotros mismos, a reconocer lo que uno sabe hacer bien para convertirlo en un producto o servicio al servicio de la comunidad, a ponerle precio a nuestro trabajo y a buscar a alguien que lo pague, a escuchar y digerir la crítica para reestructurar la idea hasta convertirla en realidad, a recibir negativas y frustrarnos, para volver a ilusionarnos hasta lograr sacar nuestro sueldo.

            Emprender nos hace sentir vivos, nos hace re-ilusionarnos por un proyecto personal-profesional y la ilusión es motor de crecimiento, motivación para el trabajo, genera sinergias positivas y favorece la producción de endorfinas, que disminuye la sintomatología depresiva y mejora la sensación de bienestar.

            Eso no significa que el camino sea un camino de rosas, no. Habrá baches y zanjas; habrá que caer y levantarse para continuar, pero al final estará nuestro objetivo y, cuando lo consigamos, sabremos que ha sido gracias a nuestro esfuerzo, a nuestra constancia, a nuestro ahínco y perseverancia.

            Pongamos ilusión en nuestro proyecto personal-profesional y conectémoslo con el proyecto de crecimiento de la comunidad en la que vivimos. Obtendremos así un doble crecimiento, el personal y el social, además de reconocimiento, que es la necesidad más básica del ser humano.                      

Mª Victoria Juárez Caparrós
(Artículo publicado en la revista nº 1 de Emprendiendo en tribu)                                                                                        

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