El enfoque sistémico ...

concibe al ser humano como un sistema en constante interacción con otros sistemas de relación, de los que forma parte y sobre los que influye y le influyen.

Tiene en cuenta esta influencia mutua entre el individuo y los distintos sistemas de los que forma parte cuando evalúa e interviene sobre los problemas que generan malestar en la vida de las personas y los contextos en los que se manifiestan: familia de origen, familia creada, pareja, escuela, amigos, contexto laboral...

La comprensión de estas interrelaciones y su contribución a la aparición del problema, así como la aplicación de los diferentes modelos de intervención derivados del paradigma sistémico, tiene como resultado un nuevo modo de pensar y actuar para la práctica profesional de quienes intervienen en los ámbitos de la salud, la educación, los servicios sociales, la justicia o la psicoterapia

jueves, 20 de noviembre de 2014

Normas de convivencia en la familia

Respondiendo a una demanda que muchas familias hacen sobre las normas de convivencia que deben regir una familia y volviendo a la definición de Humberto Maturana de la familia como una convivencia en el placer de hacer juntos los haceres del vivir cotidiano, sea lo que quiera que fuere, quiero compartir con vosotros mi reflexión de hoy, Día Internacional de los derechos de los niños.

Desde mi punto de vista, el secreto de una convivencia armónica está en "el placer de hacer juntos"; en conseguir instaurar las rutinas de cuidado necesarias para el desarrollo armónico de nuestros hij@s y... ¡¡disfrutar de ellas!!.

Si en lugar de vivir las rutinas y necesidades de nuestr@s hij@s como un castigo impuesto por los dioses y por la maldad de nuestros retoños que se han empeñado en fastidiarnos la vida, asumimos y aceptamos las responsabilidades que adquirimos al convertirnos en padres y aprendemos a disfrutar de ellas y del crecimiento de nuestros hij@s, la convivencia diaria, indiscutiblemente mejora.

Es en esos momentos de realizar juntos las actividades cotidianas, cuando los niñ@s disfrutan y van creando recuerdos y sentimientos de seguridad y agradecimiento que serán capaces de expresar cuando sean adultos (no antes, como esperan muchas mamás y papás).

Por tanto, no se trata tanto de cambiar al niñ@ (y al mundo) para que se adecue a nuestras necesidades, como cambiar la atribución que nosotros hacemos de nuestras obligaciones parentales.

Los horarios laborales y escolares se escapan en muchas ocasiones de nuestra voluntad y no queda más remedio que resignarse a lo que a cada uno le tocado vivir, ahí hay poco que hacer. Sin embargo, del resto del tiempo sí se supone que somos dueños y, por tanto, sí podemos y (como padres adultos) debemos organizarlo para cubrir en primera instancia las necesidades de nuestros hijos y, además sentir el placer (y no la desidia) de hacer juntos los haceres del vivir cotidiano por ellos y con ellos.

  1. Despertar
  2. Desayunar (recoger al acabar)
  3. Asear (recoger el baño al terminar)
  4. Vestir
  5. Ir al cole
  6. Recoger del cole
  7. Comer (lavar manos, poner mesa, servir, charlar durante la comida, recoger...)
  8. Ver la tele
  9. Hacer deberes (planificando con orden la tarea y recogiendo al acabar)
  10. Merendar
  11. Jugar (y recoger al terminar)
  12. Duchar (y dejar recogido el cuarto de baño)
  13. Cenar (y dejar recogido su plato al acabar)
  14. Leer/contar cuento
  15. Dormir

Básicamente, estas 15 acciones son los haceres del vivir cotidiano de nuestros hijos desde Septiembre hasta Junio (10 meses al año) y, con pequeñas variaciones, los dos meses de verano.

Mantener la estructura de jerarquía en la familia, que significa que los padres son los que guían/educan al niño y, no al revés, ayuda a lo niñ@s a crecer con un punto de referencia claro.

Les ayuda a tener un sentimiento de pertenencia, a frustrarse y darse cuenta que no se puede conseguir todo lo que se quiere, a no tomar decisiones que no les corresponden ni por la edad, ni por la situación dentro de la familia, a contenerse cuando las emociones les desbordan o a protegerse cuando sienten miedo o inseguridad.

Tener padres que desempeñan su función de padres con alegría y buen humor, que disfrutan de su proyecto de familia con todas las dificultades que se van presentando y que establecen las prioridades teniendo en cuenta las necesidades de todos los miembros de la familia, es lo mejor que le podemos ofrecer a nuestros hij@s, aunque a veces cueste una barbaridad, porque puede resultar incómodo y muy frustrante.

Y eso, cómo se hace??
  1. Atender las necesidades básicas del niñ@: alimentación, higiene, descanso y contacto físico y visual (carantoñas, juegos, caricias, brazos), rutinas...
  2. Tener disponibilidad para escucharles, orientarles, ayudarles a buscar soluciones de "niñ@"a "sus" problemas de niñ@. Necesitan sentirse importantes y reconocidos por sus padres (aunque sea un solo minuto al día).
  3. No sobredimensionar nuestras reacciones emocionales, ellos no lo entienden y no saben cómo gestionar las emociones de superenfado, superpena, superalegría, superindignación...de papá o mamá.
  4. Recordar diariamente que somos modelos para ellos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, aunque no nos vean.
  5. Marcar 3 o 4  normas claras sobre hábitos (alimentación, higiene, descanso y orden), horarios, tele y ayuda en casa, que las cumplan TODOS los miembros de la familia.
  6. Reservar un tiempo y un espacio para la pareja, recordar que también somos modelos en cuanto a la relación de pareja y es saludable para ellos...¡y para nosotros!
  7. Pedir ayuda y apoyarnos en las personas de nuestro entorno, la crianza de un niñ@ necesita a toda la tribu (abuelos, tíos, vecinos, amigos, profesionales (si es estrictamente necesario)...) y nosotros también si queremos disfrutar del camino.
¡¡BUEN VIAJE!!



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